Lectura del Santo Evangelio según San Juan 21,20-25.
Pedro miró atrás y vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el que en la cena se había inclinado sobre su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro preguntó a Jesús: «¿Y qué va a ser de éste?»
Jesús le contestó: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa? Tú sígueme.»
Por esta razón corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no iba a morir. Pero Jesús no dijo que no iba a morir, sino simplemente: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa?»
Este es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito aquí, y nosotros sabemos que dice la verdad.
Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.
Palabra del Señor
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En este evangelio podemos ver como San Pedro, después de haber sido elegido y ungido como Pontífice sobre los demás apóstoles (ver evangelio viernes 17 de mayo), le pregunta al Señor la razón de dicha elección.
Sus dudas partían de que todos sabían que San Juan era el discípulo preferido del Señor, siendo él, además, el único que había permanecido con Él a los pies de la cruz en el monte Calvario, el Señor le iba a elegir a él.
Por eso, tras haber sido ungido miro a San Juan y extrañado por su elección “preguntó a Jesús: «¿Y qué va a ser de éste?» Jesús le contestó: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa? Tú sígueme.»”
Y pese a que las palabras de Cristo fueron en un primer momento malinterpretadas, el mismo San Juan, lo explicó en su evangelio. “Pero Jesús no dijo que no iba a morir, sino simplemente: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa?»”
Y a nosotros nos sucede lo mismo. Cuando recibimos una llamada de Cristo, o aun en la vida cotidiana cuando sucede algo que rompe nuestros planes, en seguida empezamos a pensar, “¿por qué yo, si no soy nadie? Seguro que hay personas mejor preparadas que yo para esta tarea.”
Pero la cuestión es que aunque estemos llenos de dudas, el Señor sí sabe lo que hace y los motivos de porqué eso lo desea así y no de otro modo.
Debemos ser valientes, porque si el Señor nos encomienda algo, sea lo que sea, es porque nosotros, con ayuda de Dios, seremos los únicos que podremos cumplir ese algo de la manera que Él desea y no de otra forma, por eso cada uno de nosotros es único, porque lo que Dios espera de nosotros es único también.
Por tanto, abracemos la vocación a la que hemos sido llamados, sea la que sea, sirviendo al Señor de todo corazón, y recordando que lo que tiene valor no es llegar alto en la vida y tener una carrera exitosa, una familia feliz y medios económicos suficientes, sino cumplir la voluntad de Dios. Así, no tienen sentido las envidias absurdas. Y si el mundo entero, amigos, familiares, vecinos y compañeros se vuelcan en vidas llenas de pecado, y su señor Satanás les compensa con grandes lujos en la tierra, “¿a ti qué te importa? Tú sígueme”- dice el Señor.
Vemos como el mundo mismo se las ha arreglado para extender la terrible idea de que las Sagradas Escrituras, Palabra de Dios, son invento de los hombres, pese a que los descubrimientos científicos (encubiertos, por cierto) han sacado a la luz datos reveladores, como los textos del profeta Isaías encontrados en los rollos del mar muerto que hablan de Cristo, su vida, pasión y muerte, datan de más de cien años ANTES de su venida, y por tanto, no había manera de saber lo que iba a suceder por aquel entonces si no se tratase de revelación divina.
Igualmente los evangelios, tenemos que fueron escritos 2 de ellos por TESTIGOS DIRECTOS, como son el caso de San Juan y San Mateo, apóstoles de Cristo, que convivieron con Él durante sus tres años de vida pública, presenciando sus milagros, escuchando sus enseñanzas, participando de sus sacramentos y viéndolo muerto en la cruz, enterrado en el sepulcro, resucitado por cuarenta días, con grandes signos, y ascendiendo al Cielo.
Los otros dos escritores, son San Marcos, discípulo de Cristo y compañero de San Pedro, y San Lucas, médico y como tal, un hombre científico de la época, discípulo de Cristo y compañero de San Pablo, que recogió tras una investigación minuciosa, todo lo acontecido durante la vida de Cristo en su evangelio, y los primeros años de la Iglesia Católica en el libro Hechos de los Apóstoles.
Todos estos libros han sido escritos en el siglo I, por lo que es imposible que se tratasen de falsificaciones ya que todavía estaban vivos los testigos de los hechos y sería imposible el engañarlos con algo así.
Además, es importante ver como estos mismos apóstoles y cientos de testigos de Cristo, que convivieron con Él, prefirieron de forma voluntaria el padecer las más terribles torturas y muertes antes de negar lo que habían visto y oído.
Si fuera mentira, como muchos argumentan, sería absurdo que dieran su vida voluntariamente por ello y de la forma en la que fue.
Además, se han encontrado tantas copias idénticas en los siglos II y III de los evangelios que es imposible afirmar arqueológicamente que sean falsificaciones. Y si aceptamos multitud de libros filosóficos de Platón, Aristóteles y tantos otros filósofos antiguos como auténticos, siendo prácticamente de la época, y no teniéndose registros arqueológicos de antes del siglo V o VI de los mismos, ¿cómo osan negar la veracidad de los evangelios?
No existe razón alguna para esto, salvo que voluntariamente no reconozcas la evidencia histórica de que Cristo EXISTIÓ y que realmente es el Hijo de Dios y prefieras servirte a ti mismo y a Satanás en su lugar.
Allá cada uno con su conciencia, pero nosotros jamás negaremos la Verdad.
San Juan, discípulo amado de Cristo, concluye su evangelio así:
“Este es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito aquí, y nosotros sabemos que dice la verdad. Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.”
De todo lo que no han escrito en los evangelios, la Tradición Apostólica ha custodiado el resto de enseñanzas no recogidas en las escrituras, y que años más tarde pasarían a formar parte de los Dogmas de la Iglesia Católica, como las verdades de fe entregadas por Cristo a sus Apóstoles, porque nada se ha añadido ni modificado en estas enseñanzas, porque son INMUTABLES.
Aceptemos nuestra vocación, y como fieles servidores de Cristo, defendamos la Autenticidad de las Escrituras y la Tradición Apostólica, de la que es depositaria la Santa Iglesia, para que podamos mantenernos en la Verdad, en medio de este mundo de mentiras.
18 May, 2013
Categorías: Evangelio del día . Etiquetas: BIBLIA, CIENCIA, COMENTARIO, EVANGELIO, JESUCRISTO . Autor: Cruzada por Cristo . Comments: Comentarios desactivados en EVANGELIO SÁBADO 18 DE MAYO 2013